Alrededor de la sedación intravenosa existen diversos mitos con respecto a su funcionamiento, seguridad y consecuencias.
La sedación es un estado de disminución del estado de conciencia que se obtiene a través de la administración de medicamentos. En la época moderna contamos con equipos de monitoreo que nos dan, segundo a segundo, información sobre el estado del paciente, así como con medicamentos de última generación con rápidos efectos tanto al inicio, permitiéndonos alcanzar rápidamente grados de disminución de la conciencia, como al final, proporcionándole al paciente poder despertarse y reincorporarse en muy poco tiempo.
Los pacientes pediátricos, en algunas ocasiones, necesitan este tipo de sedación para aliviar su ansiedad, mantener la tranquilidad, estar quietos y no sentir dolor. De esta manera, el profesional que hace el procedimiento trabajará en un ambiente tranquilo, de manera contínua, más rápida y por ende, sus resultados serán mucho mejores. Adicionalmente, debido a que el paciente está tranquilo, no habrá problemas de salivación o movimiento y esto le permitirá al especialista realizar el procedimiento con precisión y efectividad.